AUN SIN TI SOY SERENO

Alcé mis tristes campanas frías,

ungidas de lagrimas condensadas.

Notas desafinadas, de mellado tocar.

Sentí chirriar todos mis goznes,

impregnados de rabia, sus acordes.

Niebla en el horizonte gris.

Tañeron y tiñeron todas mis noches.

¡Infierno sonoro de mi llanto!

Sogas cortantes en mi cuello

oscilando mis anhelos

y rompiéndolos en bronce con estruendo.

Sin ti estaba más que muerto,

envuelto en el sudario de mi lamento.

Renegando en campanadas envenenadas.

¡Expulso de mí este ruido!

Necesito vivir pleno.

Osaré estar sin ti y sereno.

Eduardo García