Vuelo a fantasía, cada día, de mi vida.

No llevo equipaje,

ni cuerpo, ni mente.

Solo deseo y libertad.

Me dejo caer

en un remolino denso

de colores sin dimensión.

En una esfera infinita

liberada del prejuicio

de la absurda gravedad.

Y allí puedo volar,

transformarme,

irme y quedarme.

Sin la necesidad de perdurar.

Sin la necesidad de destacar.

Ni de juzgar, ni de amar.

Allí no tengo nombre,

ni responsabilidad,

ni cuerpo, ni sed.

No tengo miedo a ser,

ni a perder,

Tan solo soy lo que soy.

Vuelo a fantasía, cada día, de mi vida.

Y creo paisajes luminosos.

Sonrisas, abrazos, valentía

y paciente ternura.

Y allí me transformo.

En águila que observa,

en río que fluye,

en árbol que espera,

en flores que exhalan soles,

en soles que emanan polen.

Y soy pleno siendo.

Y no siendo.

A veces atisbo el vacío,

y me tiro sin respirar,

y disfruto de la caída.

Y retomo el vuelo,

o me zambullo en el suelo,

y lo atravieso dulcemente

y me fundo ,

y soy magma que mana

por un volcán en mi garganta.

Y mientras vuelvo,

grito con silencios:

¡¡¡( Aquí también puedo volar)!!!

¡¡¡(Este mundo…

también

es real).!!!

Autor: Eduardo García